Reforma Religiosa - Iglesias Protestantes

Las reformas Religiosas:

El poder de la Iglesia Católica fue duramente cuestionado a lo largo del siglo XVI. Como resultado, se formaron nuevas Iglesias cristianas que no reconocieron la autoridad del papa.

La Iglesia y sus críticos:
La situación de la Iglesia católica, a principios del siglo XVI, presentaba aspectos criticables para quienes consideraban el Evagelio como modelo de vida cristiana. Dueña de importantes propiedades y rentas, gozaba, además, de gran influencia política, tanto dentro de los reinos como a nivel internacional, ya que el papa seguía siendo árbitro de los conflictos, cuando no parte de llos. Los altos cargos eclesiásticos se compraban y se llegaba a ser papa por pertenecer a familias ricas y poderosas. Para muchos cristianos, esto estaba muy lejos de la pobreza y la humildad requeridas por Cristo. La situación se tornó explosiva cuando, en 1513, el papa León X, un Médici, vendió indulgencias para recaudar fondos para poder terminar las obras de San Pedro, en Roma.

La reforma Luterana:
La primera reforma de cambio vino de Martín Lutero (1483-1546), un monje alemán atormentado por el conflicto de la salvación. Creía que el hombre no podía evitar el pecado, por lo que sin la ayuda de Dios nadie podía salvarse. Como la fe era un don divino, afirmaba que los creyentes habían sido elegidos para salvarse. La teoría planteaba el problema de la predestinación. Si Dios elegía de antemano a los salvados y a los condenados, ¿qué esperanza quedaba para los no creyentes? Lutero recomendaba leer la Biblia para encontrar la fe y aseguraba que para ello no eran necesarios los sacaerdotes porque cada persona podía interpretarla por su cuenta. Admitía tres sacramentos: el bautismo, la comunión y la penitencia directamente ante Dios. En 1517, colgó en la puerta del castillo de Wittemberg sus famosas Las 95 tesis en las que exponía sus ideas y sus críticas al poder de la Iglesia. En 1520, se publicaron sus principales obras, por las que fue excomulgado y declarado hereje. Pese a esto, no se retractó e incluso quemó la Bula papal que lo había condenado.
Parte de la nobleza alemana se volvió luterana. El emperador Carlos V tuvo que enfrentar protestas y rebeliones de los nobles que intentaban imponer la Reforma en sus estados. A raíz de estos problemas los luteranos también recibieron el nombre de "protestantes". El Luteranismo arraigó también entre los campesinos, quienes reclamaron la comunidad de bienes que sugería el Evangelio. Pero la nobleza reprimió duramente estos movimientos, apoyada por el propio Lutero, quien no cuestionaba la autoridad de los gobernantes.




El calvinismo:
Otra propuesta de Reforma fue la de Juan Calvino (1509-1564), nacido en Francia. Exiliado de una ciudad a otra por sus ideas, participó inicialmente de las discusiones entre católicos y luteranos, hasta formar su propio movimiento. Como los luteranos, los calvinistas creían que el hombre se salvaba por la fé. La teoría de la predestinación era aún más fuerte entre ellos. Pese a esto, exhortaban a llevar una vida recta y austera, dedicada al trabajo y el ahorro.
La Iglesia calvinista se planteó una organización descentralizada. Cada comunidad local elegía democráticamente a sus autoridades. Sus fieles se extendieron por Suiza, parte de Alemania, al suroeste de Francia e Inglaterra. En todas partes fueron duramente perseguidos, ya que su "independencia" religiosa causaba problemas a los reyes.
En Inglaterra se los llamó puritanos; en Escocia, presbiterianos, y en Francia, hugonotes.




La Iglesia Anglicana:
El caso de Inglaterra fue diferente, ya que la ruptura con la Iglesia católica se debió a más a una razón política que religiosa. El Rey Enrique VIII pidió al papa la anulación de su matrimonio con Catalina de Aragón (tía de Carlos V) para casarse con Ana Bolena. Como el papa no se la concedió, decidió separar la Iglesia inglesa de la de Roma.
En 1534, el Parlamento votó el Acta de Supremacia, por la que se reconocía a Enrique VIII como jefe supremos de la nueva Iglesia anglicana. Esto implicó a subordinación del clero a la corona. Las propiedades de la Iglesia católica, casi un quinto del territorio inglés, fueron expropiadas y vendidas o cedidas por el rey a la nobleza.



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