Periódico de Roma

¡César Apuñalado!
César ha muerto,anunciaba la portada de El Periódico de Roma el 15 de Marzo de 44 a.C. Ahora volvemos la mirada a aquella nefasta noticia.
Roma quedó conmocionada después del asesinato de su líder. César había sido herido de muerte a manos de quienes habían sido sus amigos.
Así acabó el hombre que impulsó el mayor cambio de nuestra historia: el paso de una república, con dirigentes elegidos por el pueblo, a un imperio bajo el mandato de un jefe supremo.
Julio César siempre había codiciado el poder. En el 59 a.C. fue nombrado cónsul, un cargo con autoridad suprema. Pero dicho cargo tenía una duración máxima de un año y él se opuso a abandonar el poder.
Así pues, César llegó a un acuerdo con dos amigos influyentes: Pompeyo y Craso. Los tres acordaron controlar la República.
Craso murió poco después y, hacia el 49 a.C., César y Pompeyo se enzarzaron en un agrio enfrentamiento por el control de la República.
César contaba con el apoyo de sus tropas legales de los hombres que habían luchado junto a él para conquistar amplios territorios en Francia. Por tanto, no tardó mucho en aplastar al ejército de Pompeyo. Llegados a este punto, no había nada que pudiera entorpecer los proyectos de César.
Poco después fue nombrado único dirigente de la República, de por vida.
En aquella fatídica mañana de Marzo, los conspiradores rodearon a César en el Senado y le clavaron sus puñales. Acto seguido, huyeron blandiendo sus cuchillos ensangrentados en señal de victoria.

La invasión de Aníbal

Roma ha recibido duros golpes a lo largo de su historia. Tal vez el peor fue cuando los cartagineses invadieron nuestro territorio en el siglo I a.C. El Periódico de Roma recuerda los eventos que marcaron aquellos terribles años.
Ya hacía tiempo que Cartago era una ciudad poderosa que controlaba gran parte del mar Mediterráneo. Nuestra nación, sin embargo, era cada vez más fuerte y hacia el año 260 a.C nos enzarzamos en una guerra a muerte contra los cartagineses.
El conflicto duró veinte años, ya que ninguno de los dos bandos era capaz de imponerse, aunque en el año 241 a.C. nuestro valiente ejército obtuvo una victoria impresionante.
Furiosos por su derrota, los cartagineses juraron aplastar a Roma de una vez para siempre. Desplazándote hacia el oeste a lo largo de la costa del norte de África, pasaron a España y establecieron una base llamada Cartago Nova.
Las tropas españolas, tentadas por los botínes que se obtienen en las guerras, no dudaron en unirse a los cartagineses. El joven Aníbal, su extraordinario general, formó rápidamente un ejército de 40.000 hombres a los que añadió un arma mortífera: cuarenta elefantes africanos de guerra, adiestrados para embestir al enemigo y pisotearlo.

Los Mejores Dioses:
Se diría que cada vez que nuestro imperio conquista un nuevo país aprendemos una nueva religión. Pero ¿en qué se asemejan estos cultos extranjeros a nuestros dioses tradicionales? El Periódico de Roma considera ambos puntos de vista.
-¡Sólo necesitamos a nuestros dioses tradicionales! -afirmó el sumo sacerdote del dios Júpiter-. Estos dioses cubren todas las necesidades de nuestra vida: desde Juno, dios del nacimiento, hasta Plutón, dios de la muerte.
Ellos nos protegerán siempre y cuando les demostremos nuestro respeto y les honremos con nuestras plegarias y ofrendas.
Y no deberíamos escatimar. Los cerdos, las ovejas y los bueyes son los mejores sacrificios. Pero el vino, la comida o el dinero también son bien recibidos. 
También debemos asistir a todas las fiestas y celebraciones de los dioses, así como a los juegos que se realizan en su honor. Si nosotros cuidamos de nuestros dioses, ellos siempre nos protegerán.
Ni que decir tiene que hombres, mujeres y niños de nuestro imperio deben adorar al emperador porque él lo hace todo por nosotros.
Es como un dios en la Tierra.
Simplemente no entiendo por qué razón un romano puede desear convertirse a otras religiones. ¡Aquí tenemos suficientes dioses como para satisfacer todas nuestras necesidades!

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